Invención Matemática - Henri Poincare
INVENCION
MATEMATICA
Henri Poincare
Todas
las invenciones que
posee el mundo,
no fueron encontradas primeramente por la razón ni por
los cerebros; sino que fueron alcanzadas por los de aquellos que tuvieron la
suerte de tropezar con ellas por descuido o equivocación.
El origen de la invención matemática es un problema
que debe inspirar el m as vivo interés al psicólogo. Es el acto en el que el espíritu
humano parece necesitar menos el mundo exterior, en el que no actúa o no parece
actuar m ́as que por sı mismo y sobre sı mismo, de manera que estudiando el
proceso del pensamiento geométrico podemos esperar alcanzar la esencia del espíritu
humano.
Un primer hecho debe sorprendernos, mejor dicho, debería
sorprendernos si no estuviéramos tan habituados a él. ¿Cómo es posible que haya
gente que no comprenda las matemáticas? Si las matemáticas solo recurren a las
reglas de la lógica, que son aceptadas por todas las mentes normales; si su
evidencia se basa en principios que son comunes a todos los hombres y que nadie
podría negar sin estar loco, ¿cómo es posible que haya tantas personas
totalmente refractarias a ellas?
No es nada
misterioso que no
todo el mundo
sea capaz de
inventar. Admitimos también
que no todos
puedan recordar una demostración aprendida a tiempo.
Y además: ¿cómo es posible el error en las matemáticas?
Una inteligencia sana no debe cometer faltas de lógica.
A menudo el matemático debe usar una regla:
naturalmente ha empezado por demostrar esta regla; cuando esta demostración
estaba fresca en su memoria, comprendía exactamente su sentido y su alcance y
no corría el riesgo de alterarlo en una palabra, mi memoria no es mala, pero
serıa insuficiente para hacer de mí un buen jugador de ajedrez. ¿Por qué no me
falla en un razonamiento matemático difícil en el que se perderían la mayor
parte de los jugadores de ajedrez? Evidentemente porque está guiada por la
marcha general de razonamiento.
Cuando
repito un razonamiento
aprendido me parece
que habría podido inventarlo; a
menudo esto no
es más que
una ilusión; pero,
incluso entonces, aun si no soy
lo bastante fuerte para crear por m ́ı mismo, lo invento otra vez a medida que
lo repito es concebible que este sentimiento, esta intuición del orden matemático,
que nos hace adivinar armonías y relaciones escondidas, no pueda pertenecer a
todo el mundo.
Unos no poseerán ni este sentimiento delicado y difícil
de definir, ni una fuerza de memoria y de atención superior a la ordinaria y
entonces serán absolutamente incapaces de comprender las matemáticas un poco
elevadas; ́estos son la mayoría. Otros tendrán
este sentimiento en una proporción muy pequeña, pero estarán dotados de una
memoria poco común y de una gran capacidad de atención.
Los hechos matemáticos dignos de ser estudiados son
los que, por su analogía con otros, son susceptibles de conducirnos al
conocimiento de una ley matemática de la misma manera que los hechos
experimentales nos conducen al conocimiento de una ley física.
Desde hacia quince
días, me esforzaba
en demostrar que
no podía existir ninguna función
análoga a las
que después he
llamado funciones fuchsianas; entonces era
bastante ignorante; todos
los días me
sentaba ante mi
mesa de trabajo, donde pasaba un
hora o dos ensayando gran número de combinaciones y no llegaba a ningún
resultado. Una noche tome café negro, contrariamente a mi costumbre, y no pude
dormir: las ideas me surgían en tropel; las sentía como si se embistieran hasta
que dos de ellas se juntaran, por decir así, para formar una combinación
estable. Por la mañana había establecido la existencia de una clase de
funciones fuchsianas, las
que derivan de
la serie hipergeometrica; no tuve más que redactar los resultados, lo
que solo me llevo algunas horas. En seguida quise representar estas funciones
por el cociente de dos series; esta idea fue perfectamente consciente y deliberada;
me guiaba la analogía con las funciones elípticas. Me preguntaba cuales debían
ser las propiedades de estas series, en caso de que existieran, y llegue sin
dificultad a formar las series que he llamado thetafuchsianas.
En lo que se refiere a mis otras investigaciones, tendría
que hacer relatos completamente análogos y las observaciones referidas por
otros matemáticos en la encuesta de L’Enseignement Mathematique solo podrían
confirmarlos.
Lo que al principio asombrara son estas apariencias
de súbita iluminación, signos
manifiestos de un
largo trabajo inconsciente
anterior; el papel
de este trabajo inconsciente en
la invención matemática me parece innegable y se encontrarían huellas en otros
casos en que es menos evidente.
Debe
hacerse otra observación
respecto a las
condiciones de este
trabajo inconsciente: es la de que no es posible, y en todo caso no es
fecundo, si por una parte no está precedido y por otra no está seguido de un
periodo de trabajo consciente.
Estos son los hechos, y ahora he aquí las
reflexiones que nos imponen. El yo inconsciente o el yo subliminal, como se le
llama, tiene un papel decisivo en la invención matemática;
esto resulta de
todo lo anterior.
Las reglas que deben guiar esta elección son muy sutiles y
delicadas: es casi imposible enunciarlas con un lenguaje preciso;
se sienten antes que se formulan; en estas condiciones,
¿cómo puede imaginarse una criba capaz de aplicarlas mecánicamente?
Y entonces se nos presenta
una primera hipótesis:
el yo subliminal
no es de ninguna
manera inferior al yo consciente;
no es puramente automático,
es capaz de discernir, tiene tacto, tiene delicadeza; sabe escoger, sabe
adivinar; pero ¿qué digo? Sabe adivinar mejor que el yo consciente, ya que
triunfa donde ́este había fracasado
¿Cuál es la causa de que, entre los miles de
productos de nuestra actividad destinados a franquear el umbral, mientras que
otros quedan dentro? ¿Es el puro azar quien les confiere este privilegio?
Evidentemente, no; por ejemplo, de entre todas las excitaciones de nuestros
sentidos, solo las más intensas acapararan nuestra atención, a menos que esta atención
no haya sido atraída sobre ella por otras causas.
Cuáles
son los seres matemáticos a
los que atribuimos
este carácter de belleza y elegancia y que son capaces de provocarnos
una emoción estética? Son los que tienen sus elementos armoniosamente
dispuestos, de manera que el espíritu puede abarcar sin esfuerzo el conjunto al
mismo tiempo que penetra en los detalles.
Las combinaciones útiles son precisamente las más
bellas, quiero decir las que tienen mayor encanto para esta sensibilidad especial
que conocen todos los matemáticos, pero que los profanos ignoran hasta el punto
de que a menudo están tentados de sonreír ante ella cuando una iluminación súbita
invade el espíritu del matemático, lo más frecuente es que no le engañe; pero también
sucede algunas veces, ya lo he dicho, que no soporta la prueba de una demostración;
bueno, uno casi siempre se da cuenta de que esta idea falsa, si hubiera sido
cierta, habría halagado nuestro instinto natural de elegancia matemática
¿Cuál será el papel del trabajo consciente preliminar?
Es evidentemente el de movilizar algunos de estos átomos, de separarlos del
muro y de darles impulso. Se creería que no se ha hecho nada bueno porque se
han movido estos elementos de mil maneras distintas para intentar relacionarlos
y no se ha podido encontrar una relación satisfactoria. Pero después de la agitación
que nuestra voluntades les ha impuesto, estos átomos no vuelven a su
reposo primitivo.
Otra observación. Jamás sucede que el trabajo
inconsciente nos suministre completamente hecho el resultado de un cálculo algo
largo, en el cual no hay más que aplicar reglas fijas. Podría creerse que el yo
subliminal, automático por completo, es particularmente apto para este género
de trabajo que es en cierta manera solo mecánico cuando antes he expuesto
algunas observaciones personales, he hablado de una noche de excitación en la
que trabajaba como a pesar mío; son frecuentes los casos en que esto sucede y
no es necesario que la actividad cerebral anormal sea causada por un excitante físico
como en el que he citado
Las observaciones psicológicas que he podido hacer así
me parece que confirman en líneas generales las opiniones que acabo de emitir. Ciertamente lo
necesitan, ya que
ellas son y
permanecen a pesar
de todo muy hipotéticas: el
interés de la cuestión es tan grande que no me arrepiento de haberlas
presentado al lector.
Conclusiones:
-Pienso
que todos los seres humanos nacemos con diferentes capacidades, unos poseen más
habilidades de comprensión de
aprendizaje y otros se les dificulta o necesitan esforzar más la mente, el conocimiento
de las ciencias matemáticas son fundamentales para el desarrollo de cada ser
humano, porque la vida en muchas situaciones se puede basar en cálculos matemáticos.
-Los
seres humanos que entienden con facilidad y se apasionan por la matemática,
pueden conseguir magníficos resultados a través de la investigación, pero deben
ser precavidos y lógicos, pues según Poincare la matemática es el resultado de
la equivocación o el descuido.
-Dentro
de una actividad incesante y siempre renovadora, Poincare ha recorrido todos
los dominios de la matemática y de la física de su tiempo, extrae de ellos los
principios filosóficos y descubre tantos campos nuevos de investigación que es
posible que no exista dominio matemático actual que no haya fecundado o no haya
dejado en él su sello
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